Sorprendentemente a veces, y sólo a veces, algunas puertas que hemos pedido que se nos abrieran se abren, algunos deseos que hemos implorado que se cumplieran, se cumplen y algunos miedos que hemos querido que jamás resurgieran, resurgen...
Muchas veces pedimos un cambio, pero cuando tenemos la oportunidad de conseguirlo frente a frente nos da miedo aceptarlo, tememos a lo desconocido aunque lo conocido no sea lo querido, el ser tiende a ser estable por naturaleza, tiende a quedarse quieto, inmóvil viendo el tiempo poco a poco caer al vacío desde las aspas del reloj del universo...
Busqué y busqué la puerta desesperadamente, exploré todos los caminos y ninguno me la mostró, hasta que un día cualquiera de pronto, sin pensarlo la encontré abierta de par en par, como si estuvieran esperando mi llegada y escuché una misteriosa música que sonaba al otro lado del umbral. ¿Qué hacer cuando la tienes ante tus ojos?
jueves, 12 de marzo de 2009
lunes, 9 de marzo de 2009
La Nada...
Cuenta la leyenda que esa noche aquel ser que tiempo atrás había sido un hombre deseó, por vez primera, volver a ser lo que era. Anheló poder respirar, poder gritar que el bosque miente, poder decirle que todo lo que ella deseaba podía cumplirse…
Cuenta la leyenda que sin saber cómo ni por qué volvió de ese lugar donde las almas perdidas se convierten en sombras y abrió los ojos en la oscuridad sintiendo de nuevo el tictac del tiempo que, poco a poco, se le iba escapando entre los dedos.
Hizo callar a los árboles, consiguió hacer silbar al viento, intentó por todos los medios poder encontrarla de nuevo (…)
Cuenta la leyenda que sin saber cómo ni por qué volvió de ese lugar donde las almas perdidas se convierten en sombras y abrió los ojos en la oscuridad sintiendo de nuevo el tictac del tiempo que, poco a poco, se le iba escapando entre los dedos.
Hizo callar a los árboles, consiguió hacer silbar al viento, intentó por todos los medios poder encontrarla de nuevo (…)
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