miércoles, 11 de febrero de 2009

Sin Luna...


Cuenta la leyenda que una noche sin luna pero inundada de estrellas una joven sollozaba a la orilla de un río, se lamentaba por todo aquello que pudo ser y no fue, por todo aquello que pudo decir y no dijo, por todas las vidas que pudo haber vivido y no vivió…

Cuenta la leyenda que al oír esos lamentos un ser venido del otro mundo salió a su encuentro, un ser ni malvado, ni divino que provenía de ese lugar donde no hay llantos, ni tristeza, alegría, ni sonrisas, de ese lugar donde todos los secretos se conocen y nada queda guardado para después…

La contempló mientras miraba las aguas, la observó mientras se tocaba el pelo, se enamoró de ella cuando la miró a los ojos y ella le descubrió (…)

2 comentarios:

  1. Ya no la luna, sino la oscuridad que su ausencia produce, es la aliada perfecta para encuentros inesospechados.
    Gracias por tu visita y tus palabras en mi blog.

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  2. La luna siempre se marcha cuando uno más la necesita, pero siempre hay alguien.
    Muy bonito.

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